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1-Santorini- Strongyle
Santorini, entre Creta y la península griega, es la mas
bella y sugerente de las islas Cycladas, plena de imágenes fuertes y de rincones donde el
espíritu se encoje, azul de cielo y mar, colores en flor y olores silvestres.
Romanticismo pleno en un lugar perdido del Mediterráneo donde toda la potencia de la
Naturaleza duerme...¿y espera?
Cualquier calificativo se
queda corto para definir Santorini. Su configuración actual tiene un origen tan
sobrecogedor como una tremenda erupción volcánica que reventó literalmente la isla
anterior, dejando que el mar penetrara en el anterior cráter. Ese corte brutal de ciento
veinte metros de altura entre el mar y la planicie natural es el magnífico decorado en el
que hoy se desarrolla la vida de Santorini, también conocida por la isla
"anillo", Strongyle, por esa su forma escénica. Aquellos hechos, ocurridos en
el 1.550 a..de C., acabaron con un lugar que nos es desconocido, habitado por fenicios
primero y dorios después, pero también con la cultura occidental más importante hasta
entonces, la cultura minoica cuyo foco estaba situado en Creta, lo cual da una dimensión
de la potencia de la catástrofe natural. En la isla, en sus habitantes, esa fuerza
natural se percibe, y es una realidad cuya última muestra dolorosa ocurrió en el
terremoto de 1.956.
Si alguna vez fue cierto que la Atlántida existió por
estos lugares, hoy sus descendientes viven aún ensimismados por una herencia tan
especial, tratando de mantener este pequeño paraíso que los turistas se apropian cada
vez más, y a la vez arrastrados por esa economía fácil de las divisas. Atentos,
simpáticos, un poco pesados incluso como les es propio, y con ese punto de
"cuelgue" por los mundos ajenos, tan habitual en los isleños de cualquier lugar
del mundo. Todo ello conforma un lugar especial, poético y a la vez límite,
irresistible.
Quien pise alguna vez Santorini, volverá.
Irremediablemente.
Llegar a Santorini
es muy fácil y gratificante desde el Puerto de El Pireo-Atenas, o desde las islas
vecinas. Considere que por ejemplo la travesía desde el Pireo son 7 horas, o desde
Heraclio-Creta, cuatro. También por vía aérea, con las líneas regionales griegas, de
cuarenta minutos a una hora, según la distancia y la aventura del avión que le
toque...,entre las islas el vuelo en turbo-hélice aún es habitual y muy, muy divertido,
si le atrae recordar los viejos tiempos de los planeadores con viento lateral.
Ya en la isla, puede considerar moverse según su gusto
personal, en moto, coche, autobús, a pié incluso. Las líneas de autobuses recorren toda
la isla, con centro en Thira, y con trayectos múltiples cada quince o treinta minutos, en
general en vehículos cómodos; (el horario nocturno en cambio es como retornar a los
tiempos de "aquellos chalados en sus viejos cacharros", armatostes con ruedas
amortizados hace lustros...Si prefiere alquilar coche o moto, encontrará cientos de
alquileres para coche-utilitario o moto-scooters, pero también para moto-carretera o
trial, y recuerde que seguimos estando en Grecia, el país donde todos los conductores
sueñan con pilotar un Formula 1, algo que hace poco recomendable la bicicleta o donde
conviene extremar la precaución como peatón en carreteras en general sin arcén, o que
si lo tienen es utilizado por los coches como un carril más. Para situarnos en su escala,
digamos que atravesar la isla en coche, sin atascos y sin detenerse, de norte a sur supone
algo más de una hora; si le parece poco, a pesar de ello no se inquiete, puede quedarse
todo un mes en Santorini y seguirá encontrando rincones solitarios
2-Vida urbana.
Thira, (se pronuncia
Fira), es la capital de la isla y ejerce como tal. Situada en el centro de la costa oeste
y mirándose sobre el antiguo cráter, es una ciudad de servicios y ocio fundamentada en
sí misma como espectáculo: su arquitectura civil es plenamente mediterránea y la
religiosa es un mix con las imágenes habituales de la religión ortodoxa, algo que
pudiera ser atractivo pero nada especial de no ser por el lugar, la isla, la luz y el mar.
Callejuelas, escaleras, rincones, laberintos blancos, ocupados por cientos de tiendas al
servicio del consumismo, centradas en torno a las joyerías (el mito de la plata y el oro
griegos a buen precio), el cuero o la cerámica, así como las omnipresentes
reproducciones antiguas. Terrazas, restaurantes, bares, pubs, hoteles, colgados hacia la
caldera, al Mediterráneo, una "película" siempre nueva y cambiante. De día o
de noche se pueden elegir mil ambientes, para disfrutar del paisaje en silencio, en
amigable charla, con fondos musicales desde el rock a la música tradicional griega,
pasando por la clásica.. A sus pies, bajando por el zigzagueante camino empedrado, el
puerto de la ciudad, punto de salida de los barcos que recorren las islas cercanas; los
ferries de mayor distancia tienen su punto de atraque en el puerto de Athinios, un poco
mas al sur, y con acceso por carretera. El puerto de Thira no tiene mayor interés que el
camino, el bajar a tocar el mar o las subidas a lomos de mula y burro enjaezados, o en el
teleférico.
 Al
atardecer se hace imprescindible peregrinar hasta Ia, en el extremo norte de la isla, con
tiempo suficiente para llegar a participar en el rito de la despedida al dios Sol. Es la
hora bruja de la isla, y el momento para acercarse hasta la segunda ciudad en atractivo.
Destruida prácticamente en el terremoto de 1.956, cubierta de polvo volcánico y piedra,
luego rescatada, limpiada y añadido a su estilo tradicional el nuevo carácter de una
parte de las dependencias de las casas que quedaron enterradas como auténticas cuevas
blancas. En Ia encontraremos algunos de los mejores comercios, más cuidada su oferta, y
un número creciente de artistas llegados de todas partes que ofrecen desde ellas su
visión de esta isla singular. Y con la puesta de sol, las terrazas, caminos y voladizos
se llenarán de turistas, poetas y adoradores varios con la vista en el horizonte, hacia
el sol deslizándose entre las islas de Folegandros, Sikinos e Ios mas allá del
Mediterráneo. Terminado el evento es un buen momento para bajar hasta su puerto, Ammoudi
y cenar pescado del día a la parrilla en cualquiera de sus restaurantes a pie de agua, o
pasear entre las rocas y filosofar mirando las cada vez mas oscuras aguas del Egeo...
De vuelta a Thira ya de
noche, y da igual la hora, la ciudad se ha convertido en una antorcha sobre las aguas,
miles de luces refulgentes, con el azul iluminado de las piscinas y de las cúpulas de las
iglesias, el cielo estrellado y las sombras inquietantes de las islas-roca de Nea Kameni,
Aspronisi, y Palea Kameni en el centro de la caldera, y Thirasia detrás. Disfrútelo.
3-Playas...y más.
El pasado
volcánico de la isla marca la costa de forma dramática en su lado oeste, así como en el
resto de islotes que cierran el anillo volcánico y que antes hemos citado. Todas pueden
visitarse desde el puerto de Thira. Hacia el este las laderas de lo que una vez fue
volcán, descienden mas suavemente, con lenguas que fueron ríos de lava, entre franjas de
terreno natural. Las playas más al norte son breves, salvajes y desiertas y a medida que
vamos bajando por esa costa este, aumentan en longitud y prácticamente cuentan con
urbanizaciones a partir de la altura del aeropuerto. Las más visitadas están en Kamari y
Perissa, pero sin duda la playa mas especial de la isla es la llamada Red Beach, playa de
arenas rojas bajo una cortada volcánica vertical sobre nuestras cabezas. Entre las tres
zonas que acabamos de citar hay barquitas que nos trasladan de un lugar a otro, y a su vez
a todas se puede llegar en autobús desde Thira.
En general, también en
todas las playas hay chiringuitos en que se comen magníficos pescados del día a la
parrilla, langosta, ensalada griega con exquisito queso y verduras, regado con vinos
locales (recomendables los blancos y rosados de Santorini). Los pescados entran a diario
en pequeñas barquitas que las mas de las veces van directamente a las mesas de los
chiringuitos de la misma familia, las verduras proceden de otras islas, y el vino...bueno,
a estas alturas hace tiempo habrá ya descubierto que la isla tiene un doble paisaje, el
rojinegro volcánico, y el verde de las viñas de variedades locales. No olvidemos que
Santorini está en el ámbito de influencia de la cultura minoica, la mas antigua
civilización desde la que se ha conservado una ciencia de crianza del vino. Ojalá se
mantengan esas tradiciones culinarias, que permiten degustar estos platos, mirando al mar
desde la playa-puerto de Akrotiri, (junto a Red Beach), o también en la playa de
Monolitos. Simple, exquisito, y muy, muy barato, sin envidiar a locales ya preparados en
Thira y desde luego mejor surtidos como el Sphinx o el Selini (a precios también
cosmopolitas). Hemos hablado de Ammoudi como otro lugar recomendable para comer o cenar, y
en general encontrará locales por todos los rincones de la isla.
Cuando haya
conocido todo esto, aún le restará visitar Pyrgos, pueblo escalonado con un viejo
castillo y el cercano monasterio del Profeta Elías, Akrotiri y su poblado excavado,
recuperado casi intacto bajo las cenizas y la lava, el Antiguo Thira sobre el peñasco
rocoso que preside el sur de la isla, o las islas del anillo volcánico y la clónica
Thirasia, un doble en miniatura de la propia Thira.
Una última cosa: en
Santorini conviven hoy día las gentes autóctonas, (unos 10.000 habitantes), junto a
otras tantas personas contratadas de las islas vecinas y el continente para trabajos de
temporada, y junto a casi un millón de turistas. Cuidemos este pequeño paraíso, antes
de que la Naturaleza se revele.
Su belleza atrae
hoy a gentes de todas las generaciones, desde el turista que llena los hoteles de lujo a
los "mochileros" que plagan los campings. Para quienes hayamos conocido aquella
Ibiza hoy perdida, Santorini es una posibilidad de ver que las cosas pueden hacerse de
distinta manera.
Hemos pisado Santorini, y volveremos. Irremediablemente.
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