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CAPADOCIA |
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 Alicia en
uno de sus viajes por el País de las Maravillas, no llegó a conocer este sorprendente
territorio. Y de seguro le habría gustado imaginar que la naturaleza podía llegar a
crear por sí sola este capricho pastelero para disfrute de algún loco rey de los
Pitufos, de su juguetona troupe de súbditos enanos, y sin olvidar a las hadas
protectoras. El cine nos lo ha aproximado, lo ha recreado en espectaculares imágenes de
ciencia ficción, que sin embargo no pueden competir ante una realidad que se ve, que se
toca. Una realidad desde la que nos vigilan fantasmas con miles de años de historia.
En época terciaria
en Europa se formaron la cordillera alpina o los Pirineos. La península Anatolia formaba
también la cadena Tauros, mientras en su actual zona central rugían importantes volcanes
que inundaron la amplia región de Kapadokya de lavas de toba en las capas inferiores y
basaltos o andesitas en las superiores. A partir de ahí, y durante millones de años, la
Naturaleza ha perseverado en su permanente labor de escultor loco. Lluvias, ríos, hielos
y cambios de temperaturas, han resquebrajado, arrastrado y limpiado las tierras, para ir
formando este horizonte de inmenso "campamento comanche", miles y miles de conos
marrones o blancos. Y después llegó el hombre. Descubriendo desde época primitiva que
la excavación de la toba que forma el cono, podía realizarse sin demasiado esfuerzo,
proporcionando un habitat fácil y a resguardo de un clima con temperaturas cambiantes y
extremas.
Y pareciera que aquí y allá se hubiera
pretendido marcar algún tipo de preeminencia social, marcando el rango superior con un
remate a modo de sombrero sobre determinados conos. Son lo que la mitología popular (y el
marketing turístico) ha dado en llamar las "chimeneas de las hadas",
formaciones en las que el capricho de la naturaleza se ha significado con un bloque de
basalto en equilibrio sobre la toba. A modo de paraguas, resguarda el cuello inferior de
la lluvia, pero la erosión continúa mas abajo hasta que finalmente vence el peso
superior, y la chimenea se arruina. Pero a su alrededor cientos de nuevas chimeneas están
actualmente en formación, asegurando que los fantasmas del gran rey Pitufo tengan refugio
durante unos cuantos millones de años mas.
 La
historia real en cambio, se refiere al pueblo hitita como primera cultura propia
importante, tras de las primeras poblaciones neolíticas y de un periodo vinculado al
mundo asirio. Su historia se inicia hace unos 4000 años, compartiendo el periodo
histórico de los faraones egipcios, sus permanentes enemigos, especialmente hacia el
1400-1500 aC, y para desaparecer de forma no comprendida hacia el 1100 aC. Sin grandes
monumentos de la época contrariamente a los egipcios, el mundo hitita es mas conocido por
sus famosas "tablillas"de escritura cuneiforme, incluidas las llamadas
"Códigos de Hammurabi", códigos ciertamente anteriores, de época babilónica,
y hoy presentes en el Museo de las Civilizaciones de Ankara (Ver página introductoria a
Turquía). Tras los hititas, la historia se diluye en un nuevo periodo asirio, al que
sucede otro bajo dominación persa, el periodo helenístico, con especial relevancia en la
costa turca (Efeso), la vinculación al imperio romana a partir del 65 aC, y con la
formación del imperio romano del Este, o Bizantino, se inicia un periodo al que se
vincula la historia más reseñable de la Capadocia, con su cristianización y dedicación
de forma singular a la vida monástica (en común) frente al aislamiento personal de los
anacoretas que también se había propagado en Anatolia. La doctrina de S.Basilio inundó
estas tierras de colonias monásticas muy activas,
y relacionadas muy directamente
con las rutas y los lugares turísticos de la región. Los monasterios redundan en un
habitat ya anterior, las viviendas "trogloditas", y convierten chimeneas y
colinas de toba en grandes recintos subterráneos que se convertirán en refugios
defendibles con la caída del imperio, y frente a las invasiones persas primero, y árabes
después. Las grandes ciudades subterráneas como Kaimakli son un ejemplo único de
defensa pasiva, de literal "desaparición" de las poblaciones locales en cuanto
se avistaba al enemigo. A partir del s.XI llegan las primeras oleadas de emigraciones
desde Oriente, los selyucidas, que llegan a dominar todo el antiguo territorio bizantino,
pueblo árabe de religión y que forman el primer estado turco, el Sultanato Selyucida,
correspondiendoles batallar con los cruzados cristianos que buscaban abrir ruta hacia los
Santos Lugares en Palestina, y que construyeron y aseguraron las rutas comerciales a
Oriente. Una nueva invasión desde oriente, de tribus mongoles, y su fusión con los
anteriores dará lugar al periodo Otomano, el periodo del Imperio Turco por excelencia y
al que en Capadocia hay que adscribir especialmente la ciudad de Nevsehir "Ciudad
Nueva", obra casi personal del visir Ibrahim Pacha, primer ministro del imperio en la
llamada "Epoca de los Tulipanes", hoy capital de la región y la ciudad mas
preparada de la zona hoy para el turista.
 Tradicionalmente,
se define a la Capadocia "monumental"como una región comprendida en el
triángulo "encantado" formado por Avanos, Urgüp y Nevsehir, siendo ésta la
capital principal, y con Göreme en el centro. Geográficamente sin embargo es una región
mucho mas amplia, situada al sureste de Ankara y a unas cuatro horas de coche. La
infraestructura turística es aún elemental, e incluso los hoteles de algún rango tienen
un estado de conservación precario. Mientras el nuevo aeropuerto de Nevsehir no sea una
realidad útil, Ankara sigue siendo un punto alejado de llegada, si bien proporciona
algunas oportunidades turísticas por el camino. Las mas singulares, el Lago Salado, una
inmensa superficie blanquecina junto a la carretera en muchos kilómetros, y que durante
cientos de años viene proporcionando al país cuanta sal necesita. En periodo veraniego,
cuando las aguas retroceden y el sol del atardecer hace resplandecer la superficie en
irradiaciones rojizas, el lago
es todo
un espectáculo visual y fotográfico, además de una sensación real de pasear sobre las
aguas. A partir de Aksaray entramos realmente en Capadocia, y a pocos kilómetros en
dirección Nevsehir, encontramos el caravanseray de Agzikarahan. El mas bello ejemplo de
estas construcciones en la región, está camino de Aksaray a Konya, justo en la
dirección contraria, pero éste de Agzikarahan sirve muy bien para conocer este tipo de
singulares recintos cuya función no era otra que servir de resguardo a las caravanas que
hacían la ruta de la seda y las especias desde Oriente hacia Estambul, refugio en suma
contra ladrones y asaltantes. Construidas en época del Imperio Selyúcida, a una
distancia entre sí de una jornada de camello, respondían a una tipología común al
periodo y a la función, zona de verano en el patio y a cubierto bajo las grandes naves
abovedadas en invierno. Todo el recinto protegido por altas murallas, con la portada
monumental y la pequeña mezquita sobre columnas en el centro del patio. Fué construido
en el 1231 por Hoca Mesud Bin Apdullahy, según consta sobre la entrada.
 Puede elegir donde situar
su "centro de operaciones", en cualquier lugar del citado triángulo de
ciudades, pues las distancias dentro de él son mínimas y aunque las carreteras sean de
tipo rural, están asfaltadas y en dos o tres días lo habrá recorrido en toda su
extensión. La región tiene una industria artesanal elaborada a partir de productos
propios, entre los que están la plata, el onix, la alfarería y la lana, si bien llega y
se comercia con joyería en general (el oro turco tiene un valor en kilates inferior al
español habitualmente), así como con todo tipo de alfombras, kilims, sedas o cerámicas
de todas las regiones turcas. A estos efectos, tenga en cuenta que está en una zona
turística, y asegúrese de conocer lo que compra pues intentarán una y mil veces
venderle productos que si usted tiene unos días de estancia en Estambul, podrá conseguir
a precios muy inferiores. En viajes organizados, huya como de la peste de visitas
organizadas a "fabricas" de alfombras, onix y similar: es preferible hacer tales
visitas por su cuenta, pues al menos podrá discutir precios de verdad y ahorrarse
comisiones a "intermediarios"no deseados. La región produce vinos en proceso de
"occidentalización", con primeras cosechas de cepas Cabernet interesantes,
mientras las locales dan unos caldos mas semejantes al tradicional Cariñena español.
Avanos tiene una parte antigua con sabor a pueblo, tiendas, bares
tradicionales y unos baños turcos junto al río, pequeños pero cuidados y tranquilos.
Cerámica y alfarería son artesanías naturales del lugar. En la salida hacia Zelve, tras
de la gasolinera, Hanedan es un "remake" de caravensaray, nueva construcción
dedicada a restaurante de turistas, curioso y válido para sumergirse en la gastronomía
local con garantías. Más allá algunas fábricas de alfombras, onix, etc, amenazan los
bolsillos y la paciencia del turista incauto.
Desde
aquí, y en una ruta contínua, podemos llegar en unos minutos a Dervent o Deveré,
conocido valle por las caprichosas imágenes del "camello" y "aguja de la
virgen", caprichosas formas con las que nos sumergiremos por carreteras locales
asfaltadas y polvorientas en una ininterrumpida sucesión de valles, colinas, chimeneas y
ciudades fantasma.
Ücgüzeller, es la
siguiente parada, con una vista de conjunto y especialmente atractiva desde lo alto de la
colina junto al conjunto conocido como "las tres bellas", un paisaje en verde y
blanco mas allá de las chimeneas con sombrero y junto a los puestos de souvenirs que
iremos encontrando en todos aquellos lugares donde el turista recala, y al revés, su
presencia nos señala los puntos de interés. Ni resultan pesados con el turista, ni en
general sus precios son caros, sobre todo si tiene usted interés y habilidad en el
regateo.
 Góreme
son ya palabras mayores. Pueblo y nombre han sobrevivido y si bien viejas casas rupestres
son hoy restaurantes, tiendas, etc, otras siguen formando parte aún de un modo de vida
habitual, cada vez mas volcado hacia el turismo. El atractivo principal está sin embargo
en lo que fué ciudad monástica, hoy Museo al aire libre de Góreme donde conocer, ver y
tocar, lo que fueron estas ciudades de origen perdido en tiempo hitita y que constituyeron
focos religiosos y culturales desde época bizantina y hasta bien entrado el periodo
selyucida. La mayor parte de lo que hoy puede verse procede de los s.X al XII,
reconstruido el lugar tras de las primeras invasiones árabes.
Elementos esenciales son las moles del monasterio de mujeres, junto a la entrada, y el de
hombres, a la izquierda de la actual zona de tienda, ambos por lo singular de estas
excavaciones, habitaciones, comedor, etc.
Y las iglesias. Las de la "Manzana", frescos de varios periodos, las de Santa
Bárbara o de "la Serpiente", la de "las Sandalias"anteriores
cronológicamente, y
hasta la llamada Iglesia Oscura, de visita restringida, con los mas bellos y completos
frescos de la región. La oscuridad los ha preservado de la luz, y también de los ataques
generalizados que sufrieron las demás en periodos en que se prohibieron las imágenes, y
la eliminación de las caras fue la práctica extendida de ataque.
Junto a la carretera, bajando hacia el aparcamiento a la derecha, está la iglesia de
"la Hebilla", otro singular recinto formado por dos iglesias de periodos
distintos, y cuyas formas y frescos a pesar de las mutilaciones, son muy didácticos para
seguir los periodos del cristianismo local y de sus formas artísticas.
 Uchisar, es otra parada obligada, con la gran
montaña perforada que fue el poblado troglodita de época bizantina y turca hoy
abandonado por deterioro natural(el nuevo está a su espalda). Otra vez la fila de tiendas
en la curva de la carretera nos indica el mejor lugar para parar. Vale la pena pasar tras
ellas y adentrarse entre melocotoneros caminando hacia la colina, explorando aquellos
lugares hacia nos lleve la intuición. Cualquier recorrido vale la pena. Al otro lado de
la colina y del pueblo nuevo, el valle de Güvercinlik o de las palomas, anuncia
formaciones en construcción, y por la carretera que lo bordea, llegaremos a la siguiente
parada.
 Zelve es también Museo al aire libre, y su recinto de tres
valles sucesivos no tiene monumentos del nivel de Góreme, pero en cambio su dimensión es
inmensa y su visita requiere unas mínimas condiciones en cuanto a calzado adecuado, y
afán de aventura. Escaleras de fuerte pendiente y precario equilibrio aparente, túneles
a oscuras, senderos arenosos y empinados como toboganes forman recorridos aptos para quien
busque impresiones fuertes. Pero también es posible la visita placentera por caminos
marcados desde los valles, pudiendo impresionarse por el aspecto general de este inmenso
habitat abandonado definitivamente mediado el s.XX, cuando un fuerte terremoto produjo
docenas de muertos. A la entrada del recinto, mas tiendas, bancos, bares y algun
restaurante interesante, como el Peri, donde se puede comer en el interior de la cueva o
en la terraza bajo el inmenso nogal de agradable sombra. Gastronomía local y algunos de
los vinos mas elaborados y occidentalizados de la zona.
 Y
si aún no hemos encontrado el baratillo adecuado, o buscábamos alguna aparente
antiguedad, una nueva oportunidad encontraremos en Pasabagi y su hilera de tiendas junto a
la carretera. Y frente a ellas, viñedos cuya uvas están protegidas por las hadas que
habitan en las chimeneas con sombrero, completando un paisaje de arena blanca y verde del
viñedo. Precioso. Y si las hadas no le impresionan, atención a la Jandarma en una de las
chimeneas, y a los policías que pasean entre las cepas. Podrá escalar las colinas de
arena y también algunas de las chimeneas, hasta la ventana superior, si el vértigo y la
escalera flexible no son problema para usted.
 Kaimakli, en la carretera de Nevsehir a
Derinkiyu, es la mas cercana oportunidad de conocer las ciudades subterráneas. El origen
de estas ciudades excavadas en la toba manualmente es dudoso en el tiempo, si bien si es
conocido que su mayor desarrollo y la mayor parte de las mismas fue realizado de los s. VI
al X, en que constituyeron el mas sofisticado sistema de refugio de los pueblos cristianos
en el periodo de invasiones persas y árabes. Kaimakli tiene ocho niveles conocidos, con
una profundidad de 45 metros, de los cuales la mitad son visitables. Establos,
enterramientos, iglesias, habitaciones colectivas, cocinas, almacenes, lagares de
vino incluso, nos hablan de
verdaderas ciudades que acogían a cientos de personas al resguardo del invasor mediante
un sofisticado sistema de ruedas de piedra que sellaban las entradas, mientras la
ventilación se aseguraba por chimeneas aún hoy sorprendentes por la eficacia de su
funcionamiento actual. La ciudad ha sobrevivido al tiempo, a invasores que descubrieron las ventilaciones y desde ellas atacaron
a los refugiados, y ha sobrevivido a terremotos que en cambio ha
echado por tierra en
varias ocasiones al poblado de superficie. Kaimakli pueblo tuvo tiempos de riqueza
comercial como demuestran algunas de las "burguesas" construcciones civiles que
han sobrevivido desde su origen en los comienzos de la época otomana. Hoy, el turismo es
su principal fuente de ingresos, con una "calle" de tiendas, lanas, alfombras,
cerámicas, y las omnipresentes muñecas de Capadocia, nos recibirán camino de la ciudad
subterránea.
 Capadocia, en suma es una región para disfrutar de un paisaje extraño y
sugerente, de unas gentes amables que se vuelcan en el turista sin agobiar, sencillos en
su forma de ser y en lo que pueden ofrecernos, cercanos incluso en su gastronomía y sus
productos naturales, y dados a disfrutar con el turista incluso hasta cuando sus fiestas y
sus bailes los ponen a disposición de nosotros, en unas fiestas que pueden resultar un
poco artificiosas en esos casos, pero no se engañen: si es usted mujer, atenta a
bailarines y camareros, pues no la perderán de vista; y si es usted hombre, disfrute al
menos con las bailarinas y el baile del vientre.
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