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ESTAMBUL |
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¿La última ciudad del Renacimiento? ¿La
ciudad del mañana?
Bueno, en Estambul el tiempo tiene otra
dimensión y en los largos atardeceres de té y alfombra, los viejos gustan de contar que
la ciudad nació con vocación de eternidad y para ello se estableció siguiendo el
consejo del dios Apolo, frente al país de los ciegos, pues tal cosa eran sin duda quienes
por entonces habitaban la Anatolia y sin ocupar este privilegiado lugar del Bósforo, a
caballo entre mares y continentes, puente y lugar de encuentro de todas las grandes
culturas de oriente y occidente, del norte y del sur.
 Conocida por
fenícios, cretenses y la Grecia clásica, el Imperio Romano Oriental, Bizancio, la hizo
su capital, como también el imperio Otomano, siendo así la única ciudad que ha sido
capital de un imperio cristiano y otro musulmán, casi 1600 años en total. Ataturk, el
padre de la Turquía moderna, pareció despreciar su pasado ligado al Sultanato al
trasladar la capital a Ankara, pero finalmente vino a morir a ella. Joya para los turcos
que pronuncian su nombre acentuado "Istámbul", que condensan en ella historia,
presente y sueños de futuro, es también joya universal, "una de las ciudades que
mejor se ven desde el espacio exterior", han dicho varios astronautas, en una frase
que sin duda tiene también un valor simbólico.
 Las dimensiones de la ciudad son una incógnita, como lo es su vida, la
vida de los adinerados hombres de negocio cuyas villas se dispersan por las orillas del
Bósforo, la vida de funcionarios, comerciantes, oficinistas, y propietarios que habitan
la ciudad burguesa, de los empleados de todo tipo y condición de los inmensos barrios
nuevos de la ciudad asiática, y la vida cabe también en la ciudad de los sin nada que
cada año siguen llegando de todos los rincones de Anatolia, de los Montes del Tauro, del
Kurdistán, que sueñan con la ciudad desde los gecekondu o barrios de chabolas que se
extienden hasta el horizonte, más allá de las fronteras de todo turista, y entre los que
solo algunos consiguen a veces alcanzar la gloria de ser admitidos para vociferar a los
turistas mercancías de todo tipo, las salidas de los barcos del Bósforo, y a cambio de
un mísero porcentaje de la venta obtenida. Una ciudad que nunca jamás cierra o descansa,
que palpita junto al agua, en los miles de comercios y restaurantes, en el Gran Bazar o el
Bazar de las Especias, en los miles y miles de puestos callejeros que inundan la ciudad
vieja, el barrio de las mezquitas y el bazar, en el fin de semana, un hervidero de
autoaprovisionamiento de todo y para todos, una explosión humana, o la magnificación de
la vieja tradición del comercio en la ruta de las caravanas. Un espectáculo
sobrecogedor, inmenso, único de esta ciudad.
¿Doce millones y pico de habitantes? Nadie
sabe el volumen de ese pico.
¿Otros tantos millones de turistas?
Posiblemente algunos menos, aunque el crecimiento año a año es muy importante, y la
ciudad se ha dotado a comienzos del 2000 de un precioso aeropuerto de vidrio y acero, de
última tecnología. La flota en cambio de Turkish Airlines es aún limitada, como el
resto de infraestructuras del país. Abundan extrañas compañías charter, por ejemplo
Alfa Airlines: si usted tiene algún inconveniente, por ejemplo con su equipaje,
prepárese a contratar a la mejor agencia de detectives internacional para obtener algún
resultado. ¿Como funcionan? Tan imposible de saber, como tantas cosas en ese país.
¿Veinte mil taxis amarillos? ¿Casi otros
tantos "dolmus" o taxis azules de recorrido fijo?
Que importancia tiene, usted encontrará
transporte allá donde esté, por difícil que sea el lugar o la hora.
¿Tranvía? Un recorrido circular y restringido a la ciudad vieja, pero con
aire acondicionado, el mejor tranvía de oriente, al menos hasta la frontera japonesa. Y
un coqueto, viejo y turístico tranvía, cuesta arriba del Istiklal, saltando al otro lado
del Cuerno de Oro, en la antigua calle de las embajadas, hoy protagonista de la
"movida" nocturna local, apta tanto para la juventud de la ciudad, como para el
turista noctámbulo. (Ojo a su cara de turista, pregunte, o su cerveza en mas de un pub de
esta calle, le saldrá mas cara que en pleno Manhattan neoyorkino) Las vistas nocturnas
desde la Torre Gálata y algunas terrazas de hostelería cercanas son impresionantes.
¿Puntos de encuentro?
La estación de tren de Sirkeci. Ciudad
vieja. Aquí llegaba el Orient Express, y con un poco de imaginación puede ver en la
noche salir de la estación a Mata Hari, y subirse a un taxi o al tranvía circular y
perderse en la ciudad.
La calle Istiklal, ya citada, en horas nocturnas, pregunte por
lugares como el Baraka, el Barcelona o el Beyoglu. Atención a las tiendas de discos,
abiertas a cualquier hora: sobre ellas encontrará pubs, cines, y otras
"diversiones" que cada cual sabrá valorar. Beyoglu Galatasaray, en la parte
inferior de Istiklal, Çiçek Pasaje, una galería un tanto decadente, o un mercado de
restaurantes en vociferante competencia, de nivel aceptable y precios de chiste: su vecino
de mesa puede ser de cualquier rincón del planeta, y lo que menos importa es su grado de
legalidad, pues estará tan encantado como usted mismo de entablar conversación.
Sultanahmet, en la ciudad vieja, zona de
los restaurantes de toda la vida, y de los hoteles absolutamente venidos a menos. ¿Es
usted una persona abierta, sin complejos y quiere conocer un tipo curioso? Le recomendamos
pregunte por "Free Willi", en el Ozler Restaurant, calle Ibni Kemal 29, una
esquina divertida, absolutamente legal y en la que puede ocurrir de todo, y donde cenará
productos locales a un precio tanto mas económico como usted sintonice con el amigo
Taskin (como a todos los masculinos locales, le encanta la presencia femenina y le
apasionan los móviles de última generación). Kumkapi, abajo de Sultanahmet, era un
antiguo barrio de pescadores, hoy reconvertido en zona también de restaurantes; unos en
terreno ganado al mar y junto al agua, mas impersonales, y el resto sobre la propia calle,
en feroz competencia ante el turista, no exenta después de una peculiar camaradería
entre sí, lo que hace aconsejable ver productos y negociar precios antes de sentarse.
Eminonu, el embarcadero, de
aquí salen los transbordadores de ruta y precio fijo hacia el Bósforo y la parte
asiática, pero también le venderán pasaje para excursiones de recorrido fijo, y para
viajes libres, todos ellos a precios que van disminuyendo a medida que aumenta el
número de personas y el segundero llega a la hora de salida, según una ley no escrita.
Entre los barcos, encontrará pescadores vendiendo su cosecha diaria.
Una vez embarcado, un destino
obligado será la ruta norte del Bósforo, con 32 km de longitud, hasta llegar al mar
Negro. Por el camino podrá ver bañistas en los rincones a salvo de las fuertes
corrientes que se crean en este paso entre mares, debidas a diferencias de salinidad y
temperatura, y siempre hacia el Mediterráneo en superficie y contraria en profundidad.
Frente al castillo de Rumeli Hisan, la parte mas estrecha, la velocidad del agua se acerca
a los 10km/h. Por cierto, este castillo defensivo construido en 1452 en poco mas de tres
meses, es escenario en verano de múltiples conciertos, en un recinto de vistas
espectáculares al estrecho, a los puentes colgados de impresionante vuelo.
Las Islas de los Príncipes o Islas Rojas,
son un conjunto de islas a la entrada sur del Bósforo, cuyo nombre procede de época
bizantina, siendo lugar de retiro, también de exilio de príncipes, sacerdotes y alta
sociedad en general. Hoy son mas bien un lugar privilegiado, incluso alguna de las islas
es inaccesible por ser privada, y el resto son lugar de retiro de gentes con capacidad
económica , o para turistas agobiados de la ciudad. A hora y media desde el embarcadero
de Sirkeci, las playas, el sol y los restaurantes de pescado, son todo de excelente
calidad en Buyukada o Kinaliada, mientras que si consigue llegar a Sivriada o Tavsan
Adasi, disfrutará de la soledad del naúfrago en estas dos islas no habitadas.
De vuelta a
la ciudad, la visita a los dos bazares es obligada, constituyendo una recreación de por
sí para la vista, pero también esto es el Las Vegas del comercio, ¡hagan compra
señoras y señores! ¡su dinero ya es nuestro!.Paciencia y dotes de negociación son las
únicas y a veces suficientes armas del turista avezado. El Gran Bazar ¿3000 tiendas?, es
el mas grande establecimiento de este tipo hoy día, con mas de 1000 tiendas dedicadas
solo a venta de alfombras, y el Bazar de las Especias cercano, ha perdido buena parte de
los locales que le dieron nombre, simplemente porque si en época de las caravanas tales
productos, junto a los perfumes, eran cual oro molido, es lógico que hoy las joyerías
sean el negocio mayoritario. De una zona a otra, en los alrededores de la plaza de la
Universidad, por la Avenida Divan Yolu, casi todas las callejuelas de la ciudad vieja, son
un inmenso mercado, donde usted encontrará de todo, ropa y cuero, alfombras y kilims, oro
plata y piedras, antiguedades y música, baratijas y amuletos contra el mal de ojo,
cambistas, peluqueros, aguadores, límpias, peristas, mendigos, policías, buscones,
funcionarios, espías con cara de turista y turistas con ojos saltones y tripas revueltas
a la búsqueda urgente de un wc. Esto es Istámbul, y a usted le quedan ¿cuantos días en
la ciudad?
Disfrutemos de ella. Ordenados
cronológicamente, le proponemos lo mejor de sus monumentos y lugares:
Nota
sobre la visita a las mezquitas: en general su visita implica el pago de entrada o propina
al encargado que le atenderá; para hombres, es necesario pantalón largo y para las
mujeres cubrirse la cabeza y ropa "apropiada". Si no van a sí, no se agobien, a
la entrada les proporcionarán amplios "pañuelos" con los que quedarán ustedes
muy divertidos. Respeten las horas de culto y dejen sus zapatos en las zonas indicadas a
la entrada. Se permite hacer fotos, a veces solo sin flash.
1-Comencemos
por el principio. De Bizancio y Constantinopla, las murallas construidas entre el
412 y el 442 por Teodosio II, y que rodeaban por entero a la ciudad, sobresalen aquí y
allá, quizás con el punto mas singular en Yedikulé, entre Kennedy Caddesi y
Belgradkapisi, donde Mehmet el Conquistador, una vez hecha suya la ciudad en el 1453,
añadió este castillo de 7 torres a la original Torre Aúrea del 390.(Entrada de pago)
Esta magnífica atalaya sobre la ciudad y el mar de Mármara, fue sin embargo uno de los
lúgubres lugares de tormento del sultanato, del que no se libró incluso mas de un
derrocado sultán, como Osman II, ajusticiado de acuerdo al rito a aplicar a la casa
Imperial, ahorcado sin derramar una gota de sangre real, pero de paso y como nada lo
prohibía, aplastándole a la vez los testículos, tal era el cariño de sus justicieros.
El pozo del lugar, exhibe una parte de la aleccionadora colección de calaveras que una
vez debió albergar, o sea las cabezas de cuantos aquí se ajusticiaron, eso sí
preferentemente de buena clase social, pero de toda procedencia y condición, familia
real, embajadores, cruzados, ministros... Del s.IV y no menos útil, es también el
acueducto de doble arcada de Valens, que en época del emperador Valente aseguró el
abastecimiento de agua y hoy puede verse en el parque de la avenida Sehzade con Bulvari.
 2-La "Pequeña Santa Sofía" o Kücük Ayasofhia
Camii, es el mas antiguo centro religioso de la ciudad, en origen iglesia bizantina
erigida por Antemio de Tralles por encargo del Emperador Justiniano, estando presente su
anagrama sobre los pilares, y su nombre, el de su esposa Teodora, así como el de San
Sergio (patrono original de la iglesia), en los versos en griego sobre la cornisa primera,
que constituye con la galería superior un orden potente y plenamente clásico. La planta
octogonal, la decoración básica, los curiosos capiteles y cornisas son originales, así
como restos de mosaicos y mármoles de paredes, que sobrevivieron a terremotos y a su
transformación en mezquita hacia 1510, reservada curiosamente a Hüseyin Agä, jefe de
los eunucos negros del sultán, quien prácticamente superpone las piezas imprescindibles
al nuevo culto, el mihrab, las celdas de la "madrasa", y reconstruye bóvedas y
su decoración, además de añadir el pórtico exterior. No se deje impresionar por el mal
aspecto exterior (de hecho la restauración debiera iniciarse en el año 2000), ni aunque
la encuentre cerrada: no muy lejos andará un encargado tan servicial como finalmente
pesado en demandarle una buena propina y ofrecerse a enseñarle el barrio entero.
 3-La Basílica de Santa Sofía o Ayasofhia, joya de la
antiguedad. Está usted ante la última oportunidad que tenemos de ver, de tocar, de
entender lo que eran las grandes construcciones de la Roma clásica, tardía, bizantina,
pero al fin y al cabo el único gran edificio de toda una civilización que nos ha llegado
completo. Antemio de Trales e Isidoro de Mileto la construyeron a partir del 532 con un
ejército de obreros en poco mas de cinco años, por encargo del emperador Justiniano, que
para completar la gran Constantinopla pretendía erigir en ella el gran templo de la
cristiandad, y desde luego que los arquitectos lo consiguieron, partiendo de un modelo de
planta basilical muy sencillo, aumentadas sus proporciones a base de sobredimensionados
muros y contrafuertes, que han sido capaces de soportar la gran bóveda central y los
grandes terremotos que en estos siglos han sacudido la ciudad. La gran altura de
pilastras, es afirmada con la galería intermedia, que permite también recuperar el orden
clásico del doble pórtico con trabajados capiteles. Las pechinas descargan la bóveda, y
liberan los muros permitiendo agujerearlos con los grandes ventanales que dan al interior
esa luz tan especial. La decoración de la iglesia se realizó según el modelo
romano, y los enormes muros de mampostería, ladrillo y
argamasa se revistieron con mármoles cortados también en orden clásico, y combinando su
color por la procedencia (blanco de las costas del Mármara, amarillo del Líbano, verde
de la actual Yugoeslavia, pórfido rojo de Egipto). Hasta entrado el siglo XIII no se
completaron los casi 15.000 m2 de azulejos "romanos" que cubrían los muros de
la galería superior y bóvedas, que daban al templo una luz dorada plagada reflejos, que
solo podemos imaginar trasladando a esta escala otros ejemplos bizantinos menores. Hoy se
conservan magníficos paneles en el nártex, en el altar mayor, o las magníficas
representaciones visibles en el lado derecho de la galería superior, entre otros, Cristo
y la Virgen entre los emperadores Constantino y el propio Justiniano, o nuevamente Cristo
entre la Virgen y S.Juan Bautista.
Cuando
Mehmet II conquista la ciudad, en su inmediata labor de islamizarla, este templo se salva
de una transformación profunda, aunque la nueva religión es incompatible con los motivos
anteriores y ello conduce a la práctica desaparición de los azulejos romanos.
Redecorada, la magnificencia de su espacio y su luz hacen que la basílica sea adoptada
también como tipología para las nuevas mezquitas, como comprobaremos en la ruta de las
mezquitas por la ciudad.
Actualmente, Ayasofhia no es utilizada para
culto alguno, convertida en Museo y en estudio su estabilidad y restauración.
4-Sehzade
Mehmet Camii (Mezquita). Mimar Sinan(1490-1588) es el arquitecto imprescindible para
conocer y entender el tipo de las mezquitas turcas; de culta formación y vinculado al mas
exclusivo círculo del poder, se forma y progresa vinculado a palacio, llegando a
construir hasta 400 edificios, pero es Sehzade su primera obra trascendente, que no inicia
hasta el 1548 y en el que fácilmente se ve la influencia que Ayasofhia tuvo en Sinan,
tanto por la tipología general, patio, pórticos y planta basilical, como por el énfasis
en liberar los muros para conseguir abrir grandes huecos y producir los efectos de luz.
Soleyman el Magnífico (1520-66) le encarga su construcción, para ser dedicada al
príncipe Mehmet que le da nombre, hijo de Soleiman el Magnífico y muerto tempranamente a
los 21 años.
El éxito de
la mezquita introduce definitivamente a Sinan como arquitecto del sultán, a través de
Mihrimah, la hija favorita del sultán y de su marido Rustem Pasa. Para ambos construirá
Sinan, con profusión, y en particular a ella será dedicada la mezquita de su nombre,
Mihrimah Sultan Camii, en la que el modelo Sinan queda ya afirmado, con la extraordinaria
relevancia que da al cubo central de la gran bóveda, interiormente realzado por una luz
plenamente conseguida, y relacionando la escala exterior e interior de las galerías, como
naves independientes constructivamente, cubiertas por cúpulas menores.
 5 -Rustem Pasa Camii- La mezquita del
visir marido de la hija del sultán, es un ejemplo bien distinto, para encajar una
mezquita en lo que ya era el área comercial de la ciudad en aquella época. Los bajos
debían ser utilizables comercialmente, y el espacio utilizable era reducido. El
arquitecto construye en una escala mucho más humana, los accesos conducen a la primera
planta en la que se desarrolla el programa, con una patio reducido a una terraza para las
ablaciones y un doble pórtico estancial, muy doméstico, en el que la decoración se
convierte en protagonista, y antesala del espacio de culto, octogonal, de luz alta que se
refleja en los excepcionales azulejos de Iznik, y que son completados con la supervisión
delicada de la princesa Mihrimah, ya fallecido su marido. Este trabajo excepcional, que
todo lo cubre, se completa con el minucioso trabajo de pilares exteriores y pilastras
interiores.
La mezquita es visible en primer plano
desde el puente de Gálata, con la entrada por la parte de atrás, y a un paso del Bazar
de las Especias.
 6- Süleymaniye Camii. Soleyman el
Magnífico, el sultán que extiende los límites del imperio otomano hasta alcanzar casi
la dimensión de Bizancio en época de Justiniano, encarga finalmente a Sinan lo que ha de
ser la obra para la posteridad de ambos, transformando toda la parte superior de la ciudad
para edificar un enorme complejo que en sí mismo y durante varios siglos fue una ciudad
dentro de la ciudad, una nueva Meca del Islam (se consiguieron reliquias del profeta, hoy
en el Museo Topkapi), rodeada de escuelas, madrasas o escuelas del Corán, centros de
caridad, rodeado de nuevas calles comerciales y un enorme caravanseray, centro de acogida
para las caravanas de camellos que llegaban de Oriente. El sultán puso a disposición del
arquitecto hasta 3000 hombres que trabajaron de forma continuada hasta el final de la
obra. Hoy una parte del complejo ha sido absorbido por la universidad, el caravanseray y
las zonas comerciales de casas de madera, intentan recuperar algo de su perdido esplendor,
y solo el gran recinto religioso mantiene una apariencia de lo que fue; pasee por el
cementerio y los pequeños pabellones funerarios del sultanato.
 En la mezquita, Sinan repite entre 1550 y 59 nuevamente el
modelo de patio, pórtico y espacio religioso, pero con la escala y concepto ensayados en
Mihrimah, un cuadrado que se cubre por cúpula sobre pechinas y enormes pilastras que
encuandran las naves auxiliares cubiertas por medias bóvedas y cerradas en muros calados
de luz. Esta disposición produce exteriormente una imagen escalonada, propia a la
magnificencia de la obra, y su ubicación sobre la colina, enfatizada si cabe por los
cuatro minaretes escultóricos. Interiormente, la arquitectura es protagonista total, sin
otros complementos que los imprescindibles al uso y culto, cornisas y caligrafías de
Ahmet Karahisar, vidrieras de Ibrahim Sarhos y marqueterías y complementos de madera del
taller de Ustad Ahmet, mientras que apenas si los azulejos de Iznit aparecen solamente en
el mihrab.
7- Yeni Camii, es
una omnipresente presencia, construido entre 1590 y 1663 según el "modelo
Sinan", tiene de interés su peculiar patio, y el edificio-vivienda de profusa
decoración y de uso en origen poco "religioso"por el sultán. Interior y
composición de conjunto no por "ya vistos" dejan de ser interesantes y casi
obligada su visita por lo repetido de las veces en que nos lo encontraremos en nuestro
camin, ubicado junto al puente Gálata y los embarcaderos de Eminonü.
 8- Sokullu Mehmet Pasa Camii, es una mezquita
dentro del complicado barrio de Sultanahmet, casi fundiéndose ya a Kumkapi, una muy
interesante obra de Sinan, plena de madurez. El gran rectángulo del solar se relaciona
con la trama urbana a través del patio, un pórtico rebajado para no romper la escala
exterior, y con plataformas y escaleras hábilmente dispuestas. Ese pórtico se eleva y da
acceso a la sala de culto, dando preeminencia al templo, que a su vez se resuelve
partiendo del cuadrado para transformarse en exágono como base de la bóveda. La altura
de la misma, la galería a tres lados retrasada y sobre finos pilares componen un conjunto
"tramposo"que aumenta la percepción espacial de un recinto limitado de origen.
Los materiales, predominantemente blancos, contrastan con los exquisitos azulejos Iznik
del mihrab.

Fué
construida en apenas un año en 1571, por encargo del visir que da nombre a la mezquita,
conocido también por"el Extranjero"por su nacimiento en la actual Bosnia. Sin
embargo, su formación marinera le llevó a ser almirante de la formidable flota otomana
que fué reconstruida tras el desastre de la batalla de Lepanto (ocurrida en el año de
construcción de la mezquita). Al mando de la misma, el visir conquistó Túnez en 1574,
lo que le llevó al puesto de primer ministro.
9- Sultanahmet Camii o
Mezquita Azul, construida a su dedicación por Ahmet I entre 1603 y 1617 por un
discípulo de Sinan, Mehmet Aga, fue un caro y complicado capricho de un joven sultán que
accedió al trono apenas con catorce años y falleció un par de meses después de ver
concluida su mezquita. El conjunto se completaba con una madrasa, un centro de caridad y
asilo y un caravanseray.
La construcción de la mezquita,
cercana a Topkapi, supuso una alternativa de nueva construcción para Ayasofhia y arrasar
lo que quedaba del hipódromo bizantino, centro de la vida social de la época y del que
hoy restan tan solo el Obelisco egipcio, traído de Tebas por Teodosio en el año 390
(realmente es una tercera parte del original), la Columna Septiforme, original del 479 a.C
y que es lo que queda del cuerpo de tres serpientes enroscadas a la que le faltan las
cabezas, y traído del templo de Apolo en Delfos por Constantino. Y finalmente el Obelisco
amurallado, de origen incierto, si bien el emperador Constantino Porfirogeneto lo cubrió
de bronces mediado el s X.
El prototipo de Suleyman es
evidente, enfatizada la impresión visual exterior de la sucesión de cúpulas que
descienden desde la gran pieza central. Los talleres de palacio trabajaron a destajo en su
decoración, desde los 21.043 azulejos Iznik que siguen manteniendo los motivos florales y
geométricos que "inventó" la mezquita de Rustem Pasa, los mas 1200 m2 de
alfombras, y los vidrios de lámparas originales traídos de talleres checos, o las
puertas, ventanas y maderas en general incrustadas de marfiles y conchas. Una exageración
exquisita de la que las arcas del sultanato nunca llegaron a recuperarse.
10-
Palacio Topkapi. Desde que Mehmet el Conquistador rindiera la ciudad, y mandara
construir sobre los restos de la ciudad romana un primer pabellón palaciego, además de
residencia oficial de los sultanes otomanos ésta lugar ha sido la sede administrativa del
imperio, al menos hasta que Abdulhamid lo abandonara para trasladarse en 1856 a
Dolmabahçe, ya en plena decadencia otomana. En la época floreciente, detrás de los
cinco kilómetros de murallas, que rodean al Sarayi Cedide I Amireii, nombre oficial del
comúnmente conocido Topkapi Sarayi (Palacio de los Cañones), trabajaban y vivían unas
5000 personas, y otras tantas se acercaban diariamente como visitas, a rendir cuentas o
pleitesía, embajadores, delegaciones, gestiones varias de un inmenso imperio de única
ventanilla en este punto.
 Hoy, Topkapi recibe a mas de 1,5 millones de turistas
anuales, atraídos por la fama del lugar y de sus inmensos tesoros. Y lo cierto es que la
mayoría se van un tanto defraudados. Topkapi reune en sus tesoros mas de 65.000 piezas,
pero solo una pequeña parte es visible, por falta de espacio, de medios, por dejadez, por
lo que sea. Porcelanas de las mejores procedencias, mobiliarios con tipo de maderas,
marqueterías e incrustaciones, relojes, trajes de sedas y terciopelos con pedrerías y
perlas y sobre todo las piedras preciosas son las estrellas, la famosa daga Topkapi de
esmeralda y el inmenso diamante del "fabricante de cucharas", por citar a las
mas espectaculares, sin olvidar "curiosidades" y mas o menos venerables, cuales
son la espada de Mehmet, armaduras, o reliquias mortuorias y habituales de las religiones
, en este caso la mano incorrupta del Bautista, huellas, el manto o pelos y dientes de
Mohammed (Mahoma), etc.
En fin,
esto no es el tesoro de la Torre de Londres, de los Zares o del palacio imperial de Viena,
ni ha lugar a comparaciones. Del mismo modo, se equivoca quien espere encontrar una
alternativa a los palacios europeos de los Borbones, por ejemplo, como evidentemente nada
tiene que ver con el Recinto Imperial de Pekin.
Topkapi es
en suma un inmenso y complicado recinto con docenas de pabellones, mezquitas, cuarteles y
pasadizos, de los que solo una parte también está abierto al público. La Cámara del
Consejo Imperial, un rico pabellón exteriormente que alberga una nada atractiva sala del
"Consejo de Ministros", en la que destaca por curioso el lugar del sultán: el
balcón o reja superior desde donde mas que asistir a las sesiones, las espiaba; en la
otra zona, la Sala de Audiencias, desde el trono con dosel asistía a las grandes
ceremonias de recepción. Especialmente atractivo para el turismo es el
Haren, con mas de 300 dormitorios. El Pabellón Imperial o residencia del sultán, rico
y
sin embargo discreto, o los ampulosos dormitorio de Murat, comedor de Ahmet III y los
baños, y sobre todo el salón imperial, donde es difícil imaginar mejor escenario para
un espacio festivo. Por último, y en la zona más alejada, los porches de la fuente,
espacios de estancia y oración, los jardines y terrazas al Bósforo sin duda placenteros,
cuando no estaban aún invadidos por oleadas de turistas de todos los colores.
11-
Dolmabahçe Sarayi. Este Palacio es la última locura de un imperio en decadencia, y la
propia construcción del mismo significó la ruina de la Hacienda otomana. Topkapi era
para el s.XIX un lugar antiguo, al que el sultán Abdülmecit incluso odiaba, deseando una
residencia mas apropiada a los tiempos y a los gustos occidentales en los que incluso una
parte de su educación se había desarrollado. Con su llegada al trono, encarga al armenio
Karabet Balyan la construcción de un nuevo palacio en los terrenos ganados al mar de
Dolmabahçe, a donde traslada la corte en 1856 una vez las obras las finaliza Nicogos,
hijo del anterior arquitecto. A la muerte del sultán, sus sucesores vivieron en
diferentes palacios, lejos definitivamente de la pesadez burocrática de Topkapi, y
Dolmabahçe paso a desempeñar un papel de residencia de visitantes ilustres, recepciones,
etc. Tras la proclamación de la República, se convirtió en residencia del Presidente
Ataturk a partir de 1927 y hasta su muerte en 1938. Actualmente está abierto al público
como Museo.
 Arquitectónicamente es un edificio ecléctico, de una
"grandeur"decadente que poco aporta respecto a los modelos originales de las
grandes monarquías europeas, si acaso la potencia interior de los grandes salones por su
altura, efectos ópticos de las pinturas de las cúpulas, y la riqueza y extravagancia
oriental de los mármoles blancos turcos, alabastros egipcios y ricas columnas corintias
de pórfido egipcio, así como la balaustrada de cristal de Baccarat que constituyó una
nueva y exagerada moda que se extendió a otros palacios y también por Europa. Por
cierto, el mobiliario principal fue especialmente encargado y traído desde grandes firmas
londinenses y parisinas de la época sin reparar en costos.
Jardines, y la presencia del agua en
fuentes y de los barcos pasando por el Bósforo, directamente a ras de las ventanas de
palacio, son también una delicia.
 12- Beylerbeyi Sarayi. Palacio de verano en
el lado asiático, hoy bajo uno de los atrevidos puentes del Bósforo, los jardines de
magnolios y el propio Bósforo son nuevamente un paisaje envidiable que nos sorprende tras
adentrarnos mas allá de las verjas del recinto y cruzar el largo túnel que antes
recorrían las caballerías.
Tal vez el mas francés de los palacios, está también en
general muy cuidado, y la visita guiada y multilingüe nos conducirá a través de las dos
plantas del mismo. La planta superior, representativa, el selamlik, con decoraciones de
atrevidos estucos azules e impresionantes paneles de maderas y marqueterías, cordajes y
pinturas marinas al gusto de un sultán marinero. Y la inferior del harem, la escaleras
barroca de bella traza, de bella vista desde el estanque o piscina del harem, o la otra de
madera en el lado oeste, los mármoles blancos del estanque-piscina y sus lámparas de
Bohemia.
 Ya como curiosidad, las habitaciones privadas del sultán, y
aquellas que él mismo decoró para Eugenia de Montijo la española esposa de Napoleón
III, a la que el sultán conoció en Paris y que por aquí estuvo en 1869, en una estancia
poco justificable camino de la inauguración del Canal de Suez, y donde volvió ya con 85
años, en una visita llena de recuerdos para una mujer que vivió rodeada por una ganada
fama de mujer de carácter y sin embargo romántica.
Otros muchos lugares cabe conocer en este pequeño paraíso
del Bósforo, en esta inmensa ciudad que comienza en Europa y termina en algún lugar de
Asia, y que aglutina en sus rincones los sabores de todas esas gentes de recónditas
procedencias.
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